Aranjuez, el Versalles castizo

La primavera y el otoño son dos buenas ocasiones para visitar Aranjuez, en su entrañable Tren de la Fresa. Pero el verano también se rinde a los encantos de este Real Sitio, antigua residencia para los meses de buen tiempo de la casa de los Borbones, hasta que la reina Isabel II comenzó a coquetear con las playas del norte.

De visita obligada es el Palacio Real de Aranjuez, una de las joyas por antonomasia de nuestro Patrimonio Nacional que, salvando las distancias, podríamos considerar nuestro particular Versalles, también por los suntuosos jardines que lo rodean. En verano, abren de 8 de la mañana a 21h30, una ocasión inmejorable para disfrutar de los largos atardeceres, con un clima mitigado por la humedad del río Tajo.

No dejes de acceder al Palacio en sí y realizar el recorrido por sus lujosas cámaras, buena muestra del estilo rococó de sus últimos años como residencia real, con sorpresas como la Sala China o Gabinete de Porcelana o la Sala de los Espejos. Puedes comprar aquí las entradas, que tienen un precio básico de 9 euros, con descuentos para niños, mayores, estudiantes, etc.

Además de estos monumentos de primer orden, te recomendamos una visita a un lugar no tan transitado pero de indudable interés como es el Museo de Falúas. Una casa-museo de marinos levantada cerca del embarcadero del jardín del Príncipe, cuando el Tajo tenía actividad fluvial, especialmente de ocio para los monarcas. Tipo de embarcación, con un armazón cubierto por un toldo, las falúas son los equivalentes fluviales de las calesas; lujosas barcazas como la que perteneció a Carlos IV, decorada con los escudos de todas las provincias españolas en la línea de flotación.  Podrás admirar la colección de falúas —reales, nada de maquetas— como la de Isabel II o la de Alfonso XII, o la góndola de Felipe V. Una ocasión única de conocer de cerca los modos de vida, poco estresantes, de las distintas familias reales.

Categorías: Madrid Turismo