Chinchón, un pueblo con encanto de visita obligada

Madrid es una ciudad repleta de vida. De vida y de actividades que hacer y monumentos que visitar. Dar un paseo por el Retiro y por el estanque con sus barcas es una de los planes más relajantes para un sábado de primavera, por ejemplo.

Pero no todo el encanto queda recogido dentro de las Cuatro Torres. La Comunidad de Madrid desborda belleza más allá de éstas, en muchos pueblos de los alrededores a los que se tarda muy poco en llegar en coche y la sensación de desconexión es absoluta.

Uno de esos sitios es Chinchón, de calles empedradas y lleno de tradición. La entrada a su plaza Mayor no deja indiferente. Una plaza Mayor polivalente que se transforma en plaza de toros llegado el momento. De hecho, resulta normal la presencia de esos balconcillos que se encuentran en todos los edificios que forman parte de ese paisaje tan bello.

Muchos son restaurantes, por lo que no hay que perder la ocasión de sentarse a degustar un buen cordero y, si es en pareja, intentar que la mesa esté en pleno tendido, aunque en la plaza sólo esté el mercado o el paseo de los burros con niñas y niños subidos a sus lomos.

Comprar teta de monja o bolas de frailes es otra de las cosas a hacer. Estos dulces, el primero muy parecido al roscón de Reyes y el segundo de un sabor más suave y esponjoso, son los más típicos del pueblo y se pueden ir comiendo mientras se va caminando hacia el Castillo, con su explanada de césped o, por el contrario, hasta la Iglesia, desde donde se puede contemplar todo el pueblo.

Además, está lleno de ermitas que encierran muchos años de historia. Una vez al mes, se hace el fin de semana de puertas abiertas, donde se puede visitar todos los monumentos por dentro. Si decides ir, merece la pena hacerlo coincidir.

(Foto de la web de turismo del Ayuntamiento de Chinchón)

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