La Cabalgata de los Reyes Magos, una tradición que viene de lejos
A estas alturas de la película ni los Reyes Magos han podido huir de las restricciones del coronavirus y en toda la Comunidad de Madrid se las han tenido que ingeniar para que los niños y niñas sepan que los Reyes no se han olvidado de ellos y que tienen todo listo.
Como cada año, Melchor, Gaspar y Baltasar, con ayudas de sus pajes, dejan regalos en multitud de casas para que la noche del 5 de enero sea la noche de la ilusión por antonomasia.
Con el coronavirus todo ha sido distinto. En algunos municipios sus Majestades acuden desde Oriente en globos aerostáticos o en otros forman una caravana que no se mueve para que sean los coches quienes lo hagan. En Madrid centro se festeja con un espectáculo de luz, fuegos artificiales y estrellas fugaces para anunciar que llegan, mientras que ellos físicamente están en el centro cultural Conde Duque, en un espacio aforado y protagonizando una tarde – noche retransmitida por Telemadrid para mantener viva la tradición.
Porque esta tradición viene de largo. No hay duda de que los Reyes Magos existieron. En la Biblia se habla de ellos, pero es cierto que no especifica tanto y algunos historiadores dicen que podrían haber sido de dos a sesenta magos los que fueron a adorar al Niño y que, posteriormente, se adaptarían a tres haciendo guiño a la Santísima Trinidad.
En cualquier caso, para el origen de su desfile en las calles españolas no hay que bucear tanto y hay que remontarse a 1885 y a la ciudad de Alcoy, en la provincia de Alicante. Es aquí donde se les vio por primera vez.
A Madrid llegaría esta tradición solo en 1915, fecha en la que se celebró la primera. Claramente nada tiene que ver aquella con la pasada de 2020. Aunque en la capital la tradición se asentase más tarde – en Barcelona fue en 1879 y en Granada en 1912 – ha adquirido una gran fama. Confiemos en que sea la última vez que se tenga que seguir solo por la televisión.
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