La Cabalgata y el roscón

Las vacaciones de Navidad en la ciudad de Madrid tienen como colofón y fiesta final la Cabalgata de Sus Majestades los Reyes Magos. Saliendo desde la plaza de San Juan de la Cruz, este enorme desfile que arranca sonrisas, tira caramelos y abre paraguas en días soleados, llega hasta la Plaza de Cibeles transcurriendo por las principales arterias que atraviesan la ciudad: Paseo de la Castellana y Paseo de Recoletos.

La primera Cabalgata de la que tenemos noticias se remonta hasta 1915, un desfile festivo, pero sobrio a la vez, propio de imágenes en blanco y negro. Mucho ha cambiado todo hasta 2018, o, mejor dicho, 2019, cuando este gran desfile se ha profesionalizado y llenado de artistas que con sus artes, movimientos y magia tiñen de color el asfalto de la Castellana.

Pequeños y grandes, todos viven la ilusión de este día, a pesar del barullo que se forma. Acróbatas, bailarines  y una excelente puesta en escena con más de 15 carrozas, es lo que cada año trae la capital a los madrileños y los miles de turistas que acuden cada Navidad a pasar las fiestas en la ciudad.

Después del desfile, son recibidos por la alcaldesa y se preparan para una noche llena de trabajo, poniendo a punto los camellos y terminando de embalar todos los regalos que tienen que repartir en tiempo récord. Como son magos, pueden hacerlo.

Es la noche por excelencia del año, donde los pequeños de la casa suelen dormir con mariposas en el estómago y muchos en duermevela, esperando vislumbrar la sombra de su rey preferido.

Tras ver los regalos con la emoción y la ilusión de que los Reyes hayan leído bien la carta, llega la última comilona de las vacaciones y el roscón, con su sorpresa: una figurita o el haba o, en algunas pastelerías, una pepita de oro.

(Foto tomada de la esmadrid.com)

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