Las tentaciones más golosas para Semana Santa
La Cuaresma, que es un tiempo de ayuno (limosna y oración), hace un llamamiento hacia la vida frugal. Como si así el cristiano se acercara a la Pasión que le espera a Jesucristo y, de alguna manera, entrara en una dimensión más espiritual. Pero no sólo de espíritu vive el hombre (o la mujer), por lo que algún dulce será bien recibido. Como las torrijas, el dulce pascual por antonomasia, que se puede degustar en muchas pastelerías.
Como la del Pozo, famosa desde 1830 por su hojaldre, pero también por las torrijas que preparan para estos días. Un lugar lleno de tipismo en pleno centro de Madrid donde, como curiosidad, elaboran roscón de Reyes todos los días del año, aunque hay quien dice que no es para tirar cohetes. Ante la duda, torrija.
Otro emblemático para torrijas y dulces de cualquier tipo es El Riojano, en plena calle Mayor. Tienen todo tipo de dulces adaptados al calendario religioso, como los panecillos de san Antón o las gargantillas de san Blas o, como no, las torrijas que, atención, pueden ser de leche o de vino.
Nunos es otro local para esta particular ruta torrijera, donde cuidan este postre hasta niveles muy exquisitos, tanto en sabor como presentación. En calle Narváez 63, merece la pena el paseo, atravesando por ejemplo el Retiro, para probar otras especialidades, como sus chocolates. Presumen de ser una de las pocas pastelerías españolas que cuentan con el exclusivo ‘goson noir’, que utilizan para muchas elaboraciones, como los bombones, pasteles, tartas o monas de pascua.
Y, cómo no, La Casa de las Torrijas, tan famosa por el dulce como por sus calles. Las sirven, las primeras, de leche o de vino, y se pueden combinar, ambas, con un vino dulce que añade el toque espirituoso necesario. Y, recuerden, con moderación cuaresmal.
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