Mafalda se queda huérfana
Este septiembre terminaba más triste de lo que empezó, y eso que el mundo está sumido en una pandemia que trae de cabeza a científicos, médicos y políticos. A toda esta situación que el mundo arrastra desde antes de primavera, se sumó la marcha de Quino, el dibujante argentino que creó a Mafalda y cuidó de ella casi como si fuese su hija.
Joaquín Salvador Lavado, Quino, fallecía el 30 de septiembre, en Mendoza, su ciudad natal donde se había recluido tras la muerte de su esposa en 2017. La muerte de Quino ha traspasado fronteras y han sido muchos dibujantes y personas del mundo de la cultura quienes han lamentado su muerte y han realizado sus pequeños homenajes, sobre todo, en las redes sociales.
Y es que el mundo del dibujo no se puede entender sin los trazos de este gran artista. Ni siquiera la vida misma se podría entender ni vivir igual si no nos hubiese precedido Mafalda, esa pequeña inconformista que ponía todo en discusión y a la que no le gustaba la sopa.
Mafalda y sus amigos crecieron en unos años de cambios y transformaciones en el panorama político y social a nivel mundial que la hicieron especial y ser querida por la inmensa mayoría.
Esta niña, además, tenía una gran relación con España, ya que Quino era hijo de emigrantes andaluces y había viajado en distintas ocasiones a nuestro país, tanto para presentaciones de libros como para recibir reconocimientos por su carrera.
De hecho, en el año 2000 Quino fue investido Catedrático del Humor por la Universidad de Alcalá de Henares, lugar al que volvió un año más tarde para recoger el l segundo Premio Quevedos de Humor Gráfico.
En 2014 Quino ganaba el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, acontecimiento en el que se inauguraba la estatua de Mafalda que reposa tranquila en un banco en el Campo de San Francisco de Oviedo y que, como la de San Telmo, hoy sigue llena de flores para despedir a este gran genio que nos ha dejado.
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