Una de templos sagrados

La Navidad invita al recogimiento y nos acerca a esos templos cristianos que siempre merecen una visita, ya sea por una fe personal o por mero interés cultural e histórico. Como la Cripta de la Almudena, a la que se accede desde el final de la calle Mayor, y que dista mucho de ser un sótano angosto y tétrico.

Con forma de cruz latina y diseñada para albergar la imagen de la Virgen de la Almudena, su visita sirve de aperitivo a la posterior entrada en la catedral de La Almudena, construida en el periodo comprendido entre 1879 y 1993, lugar elegido para la boda de los actuales reyes de España.

Cerca de la catedral se encuentra la que fue considerada en su día primera catedral de Madrid, la basílica de San Francisco el Grande -situada a un paso de nuestro hotel del centro de Madrid– famosa también por el gran tamaño de su cúpula, de 33 metros de diámetro. Tan grande es su tamaño que supera a las cúpulas de Santa Sofía en Estambul, San Pablo en Londres o Los Inválidos en París. Durante las Navidades, su interior alberga un belén que está considerado uno de los más bonitos de Madrid.

En la calle Atocha, nos encontramos con la iglesia de San Sebastián, famosa por acoger los restos del dramaturgo Lope de Vega, en pleno barrio de las Letras. No lejos de este templo, se ubica el convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso que podría acoger —aunque no hay estudios concluyentes todavía— los restos de don Miguel de Cervantes, autor de El Quijote. Lo que sí parece un hecho es que fue enterrado aquí, aunque sus restos pudieran haber corrido una suerte varia. El complejo está abierto al público, en horarios señalados en el propio edificio.

Las iglesias de San Ginés, Cristo de Medinaceli, San Isidro, Nuestra Señora de Atocha o la ermita de San Antonio de la Florida, con pinturas de Goya que están consideradas el origen, nada menos, que del arte moderno.

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